PRESENTACIÓN
"Soy el Dios de tus padres… He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a liberarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel".
"El Señor es compasivo y misericordioso. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades, Él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos… El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira, rico en clemencia, como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles".
"Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."
Dios quiere abrir un frente nuevo en la guerra del aborto: el frente espiritual, y por él salvar los demás.
La batalla del aborto sólo se puede ganar con armas espirituales (principalmente Fe-meninas) porque es la batalla del capítulo 12 del Apocalipsis, y es la Mujer la que pisa la cabeza de la Serpiente. La Mujer: la que acoge, nutre, conforta, une… ¡ama! a todos sus hijos. Es el espíritu de La Mujer el que pisa, ad aeternum, la hidra del aborto…. de todos los abortos espirituales del Enemigo. Un espíritu de humildad, de caridad y de unión. Es desde ese espíritu que debemos luchar contra el aborto, y es con ese espíritu que venceremos… de nuevo.
Ese espíritu esta encarnado en la Iglesia, y es la Iglesia la encargada de librar esta batalla primigenia contra el Mal. La Iglesia como Pueblo de Dios… bajo el manto de María. Porque el aborto es una cuestion de vida y muerte... una cuestión espiritual (ver).
La Iglesia consagrada y seglar, parte del mismo Ejército de Dios. La Iglesia como Madre de los pecadores, sean de la clase que sean. La Iglesia como bote salvavidas de Dios en el mar proceloso del pecado. La Iglesia que no es sólo Padre que corrige y alecciona, sino también Madre, que conforta y sana a sus hijos enfermos por el pecado.
Pues bien, es esa Iglesia la que puede (y debe) vencer la guerra del aborto.
¿Cómo?
Con un frente unido de oración y de acción, que reúna a TODA LA IGLESIA contra el aborto. Pues la gravedad y extensión del pecado del aborto requiere de una fuerza mayor que la suma de los hombres y mujeres que luchan contra él. Hace falta una fuerza cualitativamente superior: la Iglesia, depositaria del Poder de Cristo para expulsar demonios, entre ellos, el del aborto. Del mismo modo que los exorcistas expulsan al demonio por el mandato y poder de la Iglesia en los casos en que la confesión es insuficiente, así, Apóstoles de la Vida es una ofensiva de los cristianos como Iglesia, contra el demonio del aborto. Ante la magnitud de la destrucción espiritual causada por el aborto, no basta encender luces en la oscuridad con iniciativas aisladas, religiosas o mundanas. Las luces normales no pueden traspasar el hormigón en que el aborto ha convertido los corazones y las mentes de sus víctimas. "El pecado nubla el entendimiento", dice la Biblia, y el del aborto destruye la capacidad de sentir y de pensar razonablemente. Por ello, los alegatos formales (científicos, políticos, sociales, etc.) se enfrentan al muro de hormigón de los mecanismos de defensa de los millones de personas afectadas por el Síndrome post-aborto. Y sólo un rayo laser puede traspasar los muros de hormigón; un haz de luz coherente y condensada: la Iglesia. Y es la hora. Estamos en una emergencia nacional... mundial, más bien. La tormenta arrecia y la barca se hunde (a pesar de los esfuerzos de los que reman en ella). Sólo Cristo es capaz de calmar la tormenta.... en respuesta a la petición de sus apóstoles: nuestra oración.... y nuestra acción, “pues la Fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Palabras de Jesús a Sta. Faustina Kowalska).
En el Año de Oración por la Vida y en el Año Sacerdotal ha nacido este apostolado de la Iglesia, como ariete de Dios contra el Mal del aborto, con el apoyo de la organización provida norteamericana, Priests for Life, pues la Iglesia es universal (católica). La Iglesia norteamericana nos ofrece su experiencia y guía para crear, también en España, un cauce de colaboración de toda la Iglesia (consagrada y seglar) centrado en las parroquias, con el espíritu de María, para luchar eficazmente por la Vida.
Así pues, Apóstoles de la Vida es una iniciativa para unir a la Iglesia en torno a las parroquias y convertirlas en cunas para la vida en su entorno y en cauce para las campañas de defensa de la vida, dentro de un marco espiritual. Este marco consta de actos litúrgicos ad hoc y de los grupos de oración/reparación a la Divina Misericordia por la conversión de los abortistas y el fin del aborto.
Apóstoles de la Vida también es una red psico-espiritual para rescatar a l@s que han caído en la trampa del aborto y a toda la sociedad, herida toda ella por el pecado del aborto. Para ello pondremos en marcha un Plan Nacional de Terapia del Síndrome Post-aborto para llevar la Sanación a es@s millones de personas que están herid@s de muerte por el aborto. Se hará por medio de los Encuentros Terapéuticos de No Más Silencio que están basados en los Retiros de La Viña de Raquel, una terapia psicoespiritual revolucionaria que se realiza en un fin de semana.
Como parte de ese Plan, Unidos por la Vida ofrece un hermoso proyecto llamado El Jardín de los Ausentes de homenaje a los niños abortados y terapia de duelo para sus madres, sus padres y toda la sociedad. Se trataría de plantar uno en cada Diócesis (¡o en cada parroquia!), como parte de este nuevo apostolado ineludible de la Iglesia, que es Madre de todos sus hij@s perdid@s.
Sólo un frente unido de la Iglesia al mando de Jesús y de María pueden parar el aborto... ¡y pueden! Ya lo han hecho antes.
Diez Retos para el Movimiento Pro-vidab se in
Por el P. Padre Thomas J. Euteneuer
Presidente de HLI (Vida Human Internacional)
El trabajo pro-vida: ¿Hobby o espiritualidad?
Por: Fr. Frank Pavone
Director Nacional de Sacerdotes por la Vida EEUU
www.priestforlife.org
Jesucristo es la Vida. Estar con Él es estar con la vida, y oponerse a lo que destruye la vida. Ser "pro-vida", por lo tanto, no es sólo una "opinión personal" o una ideología política. La acción pro-vida no es sólo un pasatiempo o una actividad marginal. Ser pro-vida es una espiritualidad , una forma de relacionarse con Dios, una dimensión integral del Evangelio cristiano. Hay, en fin, un solo Evangelio. Es el Evangelio de Jesucristo, que es el Evangelio de la Vida. La labor de anunciarlo y la aplicación de este Evangelio a las circunstancias concretas de nuestra cultura de la muerte está profundamente arraigada en el compromiso que ya tenemos como cristianos. Es un aspecto del apostolado.
En Priests for Life, hemos desarrollado y articulado esta espiritualidad desde 1991. Es una espiritualidad no sólo para sacerdotes, sino para todos los bautizados, y la Iglesia nos ha permitido no sólo formar a personas en esta espiritualidad, sino profesarla públicamente, comprometiéndose a vivir como misioneros del Evangelio de la Vida. En casi un millar de ciudades, la gente está recibiendo esta formación y profesando estas promesas.
Esta espiritualidad se arraiga profundamente en la vida y las enseñanzas de tres grandes luchadores por la vida a quien tuve el privilegio de conocer personalmente: el Papa Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta, y el cardenal John O'Connor.
Esta espiritualidad es bíblica, profética, litúrgica, Eucaristía, ecuménica, y mariana. Se caracteriza por un espíritu de alegría, de confianza serena y de profunda compasión, de solidaridad radical con los más vulnerables; por un valor fuerte, una permanente disposición para el testimonio público, y una pasión por la justicia. Los misioneros de la vida hacen el trabajo pro-vida que ya están haciendo, pero de una manera más arraigada en la Iglesia.
Esto es lo que dicen las promesas (¡casi nada!):
"Yo,_______, en presencia de Dios Padre, Creador de toda vida, de Jesucristo, el Hijo, la Resurrección y la Vida, y del Espíritu Santo, Señor y dador de vida, y en presencia de esta asamblea del pueblo de la vida, prometo gozosamente, para el resto de mi vida, vivir como Laico Misionero del Evangelio de la Vida. Me comprometo a defender a mis hermanos y hermanas cuyo derecho a la vida está siendo atacado, y a ser, especialmente para los no nacidos, la voz que no tienen. Me comprometo a procurar la unión con Dios en todas las cosas, y la santidad de vida que aumentará mi amor por los más débiles. También prometo realizar trabajo pro-vida, de acuerdo con la espiritualidad y las virtudes de los Misioneros del Evangelio de la Vida, y de colaborar en este trabajo en la medida de mis posibilidades y en el contexto de mi propia vocación. Confío en que la victoria de la vida humana ya ha sido ganada por medio de la Cruz y de la Resurrección de Cristo, y por la proclamación, celebración y servicio de la Iglesia al Evangelio de la Vida, Cristo transformará la cultura de la muerte en la cultura de la vida".
Más información en : www.MissionariesoftheGospelofLife.org
El aborto y la responsabilidad de los políticos católicos
teológica y eclesial sobre el tema, así como toda clase de recursos y enlaces con asociaciones seglares de defensa de la vida.
Agradecemos las sugerencias y colaboración de todo el Pueblo de Dios de España.